jueves, 28 de enero de 2016

Cuento #193820

Él se sentía muy solitario, sin razón alguna para vivir, la depresión lo consumía lentamente. Su familia se preocupaba mucho por él, le sugería que saliera más, que conociera gente nueva, que aprovechara su juventud y saliera por una cita, pero todo esto era en vano, la autoestima del pobre chico era bajísima, se sentía feo y aburrido, nada lo animaba.

Un día caminando por el centro comercial el muchacho tiene un descubrimiento que le cambiará la vida por siempre, ¡conoce a una linda chica! No solo es linda sino que no huye despavorida al verlo, al contrario, ¡le agrada! Esta debe ser una señal, murmuró el joven, ella debe ser la indicada para mí. Sin  titubear él la invita para una cita en la plaza, y para su sorpresa, dice que sí, escribiéndole su número de teléfono para que la llame.

El joven llega a su casa saltando de alegría, sus padres parecen estar tanto felices como extrañados de este nuevo comportamiento de su hijo. ¡Tengo una cita! Gritó el muchacho, sus padres no lo podrían creer, pero no podrían estar más aliviados.
El día de la cita había llegado, los jóvenes se encuentran en la plaza y el hombre se sorprende como ella le hace caso a todo lo que diga, aunque notó que si le dice muchas cosas a la vez ella se quedaba paralizada y no decía nada.

Pasaron los meses y su relación se fortalecía cada vez más, cuando pasaban tomados de la mano por la ciudad, la gente a su alrededor los miraba con extrañeza. ¡¡Bah!! No les hagas caso, solo están celosos, digo él a su novia. Todo iba bien hasta que un día el joven tuvo que viajar a otra ciudad por un encargo, él se extrañaba como no recibía ni llamadas ni correos de su prometida, se estaba comenzando a preocupar, el tiempo pasó y el hombre volvió a su ciudad, yendo directamente a ver a su media naranja, al abrir la puerta pegó el grito más fuerte de su vida, ¡ella no estaba respirando! Rápidamente llamó una ambulancia, la cual llegó casi inmediatamente, cuando llegaron los para-médicos con la camilla preguntando dónde está la paciente, el joven señaló el cuerpo casi sin vida de la chica. Los para-médicos se mostraron tanto confundidos como enfadados, ¿A caso esto es una broma?  Le preguntaron al muchacho, diciéndole que ellos no atendían a ‘’personas de su clase’’. 

Completamente ofendido, el joven decidió llevarla al hospital por su propia cuenta, al llegar ahí obtuvo una similar reacción, los trabajadores del hospital le dijeron que su novia debe ir a un hospital mucho más especifico, extrañado pero tan desesperado para molestarse, el joven decidió hacerles caso y llevar a la chica al supuesto especialista, al llegar ahí, el doctor le dice que no es tan grave, siendo un simple virus de computador, el joven le susurra al monitor de la chica diciéndole que todo va a estar bien y de que como extraña que ella le diga que la base de datos de virus ha sido actualizada.